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ATARDECER AZUL
Vibran las aguas del lago
con el ritmo de las últimas luces,
tiembla mi alma
ante los pálidos reflejos celestes.
Azules sombras, bostezos de fríos soles,
hacen temblar las hojas
en que mis versos duermen.
En umbríos bosques se pierden mis sueños,
por colinas sin dueño mi fantasía vaga;
siguiendo el vuelo de las nocturnas aves…
¡busco una eterna armonía!
OLIENDO A QUEMADO
En la hora presente,
hora preñada de nostalgia,
no comparable con ninguna,
hasta mi corazón llegan
melancólicas formas;
avanza por la noche
la tempestad más sagrada.
Enfrentándome al viento,
le abro la puerta a mis mejores amigos.
¡Ha llegado el momento
de acompañar con mis versos
el dolor de los hombres…!
Arrecia el vendaval;
sentado ante la lumbre
veo danzar a las sombras.
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