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MARINA

Verdean, cual ópalos, las aguas

en este lento atardecer de Noviembre.

Sobre la costa vuelan las gaviotas;

rebeldes olas, lenguas serpenteantes,

salpican mis palabras.

 

El mar,

bajo el peso del cielo,

combate en la escollera.

¡Murmullos del océano,

occidente de ensueños…!

 

En lo más alto del acantilado

un grito se escucha.

Se elevan las ondas

soltando al viento

sus blancas cabelleras…

 

El paisaje se borra. La luna

parece un alado unicornio;

atravesando nubes

e impulsada por suaves vientos,

lentamente, cabalga.

VIENTO

En fogosos impulsos se agota tu existencia;

torturas a los árboles en un crujir de ramas.

Inquietantes silbidos escapan de tus labios;

espíritu en esencia, raudo cruzas los mares.

 

Con actitud valiente tu voluntad resiste;

perseverante impones la paz en mi morada.

Acallas mi ansiedad, das ímpetu a mis quejas;

tus heroicas batallas enardecen mi espíritu.

 

Con tus manos moldeas, tu corazón destruye;

poco a poco te creces: ¿quieres cambiar el mundo…?

Tu fuerza disminuye, quedan ligeras ráfagas;

erráticas, tus huellas se ofrecen a la lluvia.

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