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LA DANZA DE LA LUNA

Blancos rayos atraviesan las nubes

iluminando el sueño de las flores.

¡Ya despertó Selene!

En la penumbra,

corretea por los jardines.

 

Siente la lluvia celos, quisiera

detener para siempre su ronda;

pero ella va y vuelve siempre,

porque tiene su casa en la laguna

y blancas alas la alejan de la muerte.

 

Nívea hada, todo lo viste de fiesta;

como una flor de loto cruza las negras aguas…

¡Círculo ideal! Mirando, callando

pasa, al margen de la vida,

como si se hubiera vuelto loca.

 

Asomada al mundo,

nos ofrece su mística hermosura.

Su danza es muy antigua, instintiva, serena;

nuestro baile, en cambio, es agitado, y tan moderno…

¡Una insensata y breve tarantela!

CIPRÉS

Sobre el pueblo, dormido,

se alza su silueta.

 

Persigue los destellos

de fugaces estrellas.

 

Calla el viejo ciprés;

habla el poeta.

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