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Sólo escucha mi alma
los latidos de tu noble corazón;
mis labios se abrasan
en tus ardientes senos.
Infinito es tu árbol
y de frondosa copa.
¡Qué dulce su contacto!
¡Qué prístina pureza!
Su tronco me sostiene;
entre sus verdes ramas
duermen mis anhelos.
Ilumina tu espíritu
mis profundas tinieblas;
ante tus negros ojos
se detiene el tiempo.
¡Profundos lagos,
ríos de savia…!
Tu oscura y espesa
cabellera me envuelve;
en tus cálidas arenas
buscan la paz mis manos.
NATURALEZA
Llueve;
se atenúa mi dolor,
vuelan ocres emociones.
¡Ay, cómo se alejan
los ecos de la guerra!
Es tan pacífica
la canción del agua;
al oírla,
puedo dormir en paz.
AGUAS DE OTOÑO
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