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MATICES

Dos verdes lunas,

tus ojos.

 

Dos blancos lirios,

tus pechos.

 

¡Y el hechizo de un bosque

otoñal escondido en tus cabellos!

CAZADOR AL ACECHO

Silencio. En la mañana

se adentra en la selva.

Los ojos bien abiertos,

esperando a su presa.

 

Su decisión es firme,

su pulso nada altera.

En la tierra relucen

antiguas calaveras.

 

Afiladas sus uñas,

en la espesura acecha.

¡Ya salta, ay, sobre el lomo

de la sedienta cierva!

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